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Me siento estafado

Alguien quiere que se cambie esto de las etiquetas de tráfico… y puede que lo consiga

En España, las etiquetas medioambientales de la Dirección General de Tráfico (DGT) clasifican a los vehículos según su impacto ecológico y capacidad de acceso a las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE). Estas etiquetas, que distinguen entre vehículos en función del tipo de motor y su potencial contaminante, son fundamentales para determinar quién puede acceder a ciertas áreas urbanas y bajo qué condiciones.

Los distintos tipos de etiquetas medioambientales

Las etiquetas se distribuyen en cuatro categorías:

  1. Etiqueta Cero (azul): Para vehículos eléctricos y híbridos enchufables con más de 40 km de autonomía eléctrica.
  2. Etiqueta ECO (verde y azul): Para híbridos enchufables con menos de 40 km de autonomía y otros vehículos con tecnologías más limpias como el gas.
  3. Etiqueta C (verde): Para turismos y furgonetas más recientes, dependiendo de si son de gasolina o diésel.
  4. Etiqueta B (amarilla): Para coches más antiguos, aún dentro de ciertos estándares de emisiones.

Controversias y críticas a las etiquetas actuales

A pesar de su intención de promover una movilidad más sostenible, la efectividad de estas etiquetas ha sido objeto de debate. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) critica que el sistema actual no refleja adecuadamente las emisiones reales de los vehículos, especialmente en el caso de los híbridos enchufables. Estos vehículos pueden recibir etiquetas favorables sin necesariamente operar de manera ecológica, dependiendo de si los propietarios eligen cargar sus baterías.

Este sistema puede llevar a situaciones donde un coche con etiqueta Cero, que no utilice regularmente su capacidad eléctrica, contamine más que un vehículo con motor de combustión etiquetado como C, que tiene un consumo moderado y emisiones limitadas. Esto pone de manifiesto la necesidad de una revisión que tenga en cuenta las emisiones reales en condiciones de uso normales.

Propuestas de la OCU

La OCU aboga por una reasignación de etiquetas que considere las emisiones reales y el impacto ambiental efectivo de cada vehículo. Además, propone medidas como:

  • El desarrollo de carsharing accesible para coches eléctricos urbanos.
  • La ampliación de las ayudas estatales para la compra de vehículos nuevos de bajas emisiones y mejorar la infraestructura de recarga.
  • La mejora en la señalización y la información disponible sobre las ZBE.
  • Flexibilización en las normas de acceso a las ZBE, permitiendo que vehículos sin etiqueta accedan a estas zonas un número limitado de veces al año.

Impacto en la movilidad urbana

Estas medidas y cambios en la asignación de etiquetas podrían transformar significativamente la movilidad urbana, haciendo que las restricciones sean más justas y efectivas. La clave está en equilibrar la necesidad de reducir la contaminación con la justicia para aquellos que no pueden permitirse opciones de transporte más limpias y modernas.