Los ciudadanos "suplantan" al Estado y se vuelcan con Ángela Agudo en Tailandia mientras el Gobierno la ignora

Ángela Agudo

La historia de Ángela Agudo, una joven valenciana de 24 años en coma en Tailandia tras sufrir un accidente de moto, es un testimonio claro de la indiferencia de las instituciones españolas. Mientras el Ministerio de Asuntos Exteriores, el de Defensa y la Generalitat Valenciana han guardado silencio, los ciudadanos han respondido con una ola de solidaridad que ha recaudado 300.000 euros en solo un día. Esto pone en evidencia la falta de acción por parte de nuestras autoridades.

Ángela sufrió el accidente el 6 de octubre en la isla de Ko Tao, fracturándose el cráneo a pesar de llevar casco. Desde entonces, está en coma en un hospital de Bangkok. Los gastos médicos ascienden a 5.000 euros diarios, y el coste del traslado a España en un avión medicalizado es de 250.000 euros. La familia ya ha agotado el seguro de viaje, y su hermano, Diego Agudo, recurrió a la solidaridad ciudadana, logrando el dinero necesario en tiempo récord.

Mientras los ciudadanos han actuado de manera rápida, el Gobierno de España sigue sin hacer nada. Diego ha pedido en varias ocasiones que se movilice un avión para traer a su hermana, como ya se hizo con otro español que sufrió una pancreatitis severa en Bangkok, pero hasta ahora solo ha recibido la entrega de documentación por parte del consulado. Ni el Ministerio de Asuntos Exteriores, ni el de Defensa, ni la Generalitat Valenciana bajo Carlos Mazón han actuado en este momento crítico.

La situación es aún más indignante cuando se compara con otros casos. El Gobierno destinó un avión de las fuerzas armadas para trasladar a Edmundo González y su esposa, un solicitante de asilo venezolano, realizando varias escalas. ¿Por qué no pueden movilizarse de la misma manera para ayudar a una ciudadana española en peligro de muerte en Tailandia? ¿Por qué el silencio cuando la vida de Ángela está en juego?

Este caso refleja la falta de coherencia en la actuación del Gobierno y las instituciones autonómicas. Mientras miles de personas se movilizan para donar, el Ejecutivo no ofrece ni el más mínimo apoyo logístico o económico. Incluso la Generalitat, con competencias sanitarias y presupuesto suficiente, no ha movido un dedo para ayudar a Ángela. La familia enfrenta la incertidumbre de si los fondos recaudados serán suficientes para cubrir el traslado y los impuestos, mientras lucha contra la indiferencia institucional.

El Ayuntamiento de Godelleta, localidad natal de Ángela, ha mostrado su apoyo colocando una lona que reza: "Juntos sumamos más. Godelleta quiere a Ángela en casa". Pero este gesto simbólico no basta. Las autoridades locales y nacionales deben hacer mucho más que enviar palabras. El Gobierno tiene los medios para traer a Ángela de vuelta y debe actuar de inmediato. Además, la indignación en redes crece, y ya hay voces que sugieren que parte de la indemnización de 25 millones impuesta a Eduardo Zaplana por corrupción se destine a ayudar en casos como el de Ángela.

En estos momentos críticos, la familia Agudo necesita saber que no está sola y que su país no les da la espalda. La sociedad ha cumplido, ahora es turno del Ministerio de Asuntos Exteriores, Defensa y la Generalitat Valenciana de actuar. Porque la verdadera solidaridad no se demuestra con palabras, sino con acciones que marquen la diferencia.