ECOEMBES

Ponen rastreadores a las botellas de la basura para ver si Ecoembes las recicla y acaban en incineradoras o vertederos

Ecoembes

Un reciente experimento de Greenpeace ha puesto de manifiesto el descontrol y las irregularidades que rodean al sistema de reciclaje de botellas de plástico en España, así como la fiabilidad de los datos proporcionados por Ecoembes, la organización encargada de la gestión de residuos de envases. La ONG, con el fin de revelar las rutas reales de «recuperación y reciclaje», rastreó el recorrido de varias botellas de plástico mediante dispositivos de geolocalización, descubriendo destinos dudosos, como incineradoras, empresas de gestión sospechosas y, en el caso más flagrante, un vertedero.

¿Qué reveló el experimento?

Greenpeace introdujo nueve botellas equipadas con rastreadores en diferentes contenedores amarillos y papeleras de reciclaje situados en eventos como conciertos, festivales, y puntos neurálgicos de la capital, como la estación de Atocha y el aeropuerto de Barajas. De las nueve botellas rastreadas, algunas acabaron en destinos «dudosos» como incineradoras o empresas de gestión de residuos cuestionadas por su transparencia y manejo de desechos. Pero el caso más destacable fue el de una botella que terminó directamente en el vertedero de Valdemingómez, sin pasar por ningún tipo de planta de tratamiento, lo que cuestiona directamente la fiabilidad del proceso de recuperación y reciclaje de Ecoembes.

La polémica sobre los datos de Ecoembes

La credibilidad de Ecoembes está en el punto de mira, ya que sus cifras de reciclaje parecen no coincidir con la realidad. Esta organización, que gestiona los residuos de envases en España, asegura haber recogido selectivamente el 71,1% de las botellas de plástico afectadas por la directiva europea en 2021. Sin embargo, un informe reciente de la consultora internacional Eunomia contradice este dato, estimando que la recuperación real no superó el 36%, es decir, la mitad de lo que Ecoembes declara.

Estas cifras son críticas porque, de confirmarse que la tasa de reciclaje es tan baja, el Gobierno español estaría obligado a implementar un Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR) para ciertos envases de un solo uso, como botellas de plástico, con el objetivo de mejorar su recuperación y reciclaje. Esto cambiaría radicalmente el modelo actual y podría poner en peligro el monopolio de Ecoembes en la gestión de residuos.

La carrera de Ecoembes para defender su modelo

Ecoembes se enfrenta a una situación delicada y parece estar tomando medidas para proteger su modelo de gestión. Durante las últimas semanas, ha promocionado activamente sus propios datos de recuperación de envases a través de redes sociales y otros canales de comunicación. Sin embargo, Greenpeace señala que estos datos son generados y autocertificados por la propia Ecoembes, lo que cuestiona su objetividad y transparencia.

Uno de los principales puntos de discrepancia entre los datos de Ecoembes y los de Eunomia es la recogida de residuos generados fuera del hogar, es decir, aquellos producidos en eventos deportivos, festivales, aeropuertos y estaciones de tren. Esta fracción de residuos se gestiona de forma separada al circuito municipal, y Greenpeace sugiere que es aquí donde se podría estar inflando artificialmente las cifras de recuperación.

El experimento de Greenpeace: de Atocha al vertedero

El experimento realizado por Greenpeace, aunque limitado en alcance y geografía, ha puesto de relieve algunos de los fallos más graves del sistema actual. La botella depositada en la papelera de reciclaje de envases de la estación de Atocha terminó en el vertedero de Valdemingómez, sin pasar por ninguna planta de tratamiento, lo que plantea serias dudas sobre el destino de los residuos que, en teoría, deberían ser reciclados.

Otro caso notable fue el de una botella depositada en un contenedor amarillo en el festival Río Babel, que acabó en una incineradora que solo admite residuos mezclados. Asimismo, un envase descartado durante un concierto de Taylor Swift terminó en una planta de la empresa Tradebe Valdilecha, cuya principal actividad es su vertedero y que ha sido objeto de inspecciones por irregularidades en su manejo de residuos.

Hacia un nuevo modelo de reciclaje

Greenpeace concluye que, aunque su experimento es limitado y circunscrito a la Comunidad de Madrid, refleja de manera clara el descontrol que existe en la recogida separada de envases y la escasa fiabilidad de los datos proporcionados por Ecoembes. La ONG hace un llamamiento al Gobierno para que actúe con urgencia y determine si se han incumplido los objetivos de recuperación establecidos por la Ley de Residuos y Suelos Contaminados, lo que desencadenaría la implementación obligatoria del SDDR.

La pelota está ahora en el tejado del Ministerio de Transición Ecológica, que antes del 31 de octubre de 2024 deberá decidir si España necesita un nuevo sistema de gestión de envases que ponga fin al modelo actual dominado por Ecoembes. Mientras tanto, Greenpeace y otros activistas medioambientales seguirán presionando para que se tomen medidas que aborden eficazmente el creciente problema de la contaminación plástica.