ODIO EL BACALAO

El Albero quiere que tú pagues su reforma e intenta rascar un par de eurillos más por plato

Restaurate El Albero

¿Conoces ese tipo de sitios que no son muy conocidos, donde se come de 10, y el ambiente te hace sentir ‘en casa’? Ese tipo de sitios que hace que se conviertan en tu restaurante de cabecera para una celebración, y también para un día en el que no te apetece manchar la cocina.

Ese sitio era, para muchos, el Albero, en Becerril de la Sierra. Un sitio sencillo, en el que comer algunos platos realmente espectaculares. Empezando, por poner un ejemplo, con las alcachofas confitadas con micuit. Una delicia que gusta incluso a los que aborrecen las alcachofas.

La tortilla de patata, sin cuajar, con el punto justo de sal, y CON CEBOLLA. Unas albóndigas caseras cuya salsa ganaría el visto bueno de  cualquier abuela, con un toque especial de ciervo. Ensaladilla rusa de las que no te dejan indiferente. Y posiblemente, una de las mejores croquetas que he comido en la vida. Jugosa, blandita, y perfecta de sabor. 

Y todo ello, acompañado de un buen vino a copas, y aperitivos de la casa que son una maravilla. Tostaditas de anchoa o paté de aceitunas, entre otros.

Combinación de productos, sabores y precios que hacían que salieras del restaurante Albero deseando volver. Al menos, hasta ahora. Porque el nuevo Albero mantiene el toque único que tiene en la cocina… pero solo eso.

Dos euros más por plato que suben “de más” la cuenta

Porque el Albero avisaba hace unos meses. Cerrado por reformas. Unas reformas que por fin, terminaban, con la promesa de un nuevo Albero aún más espectacular que antes. Con un terrible resultado.

En la decoración no me meteré más allá de decir que podrías encontrarla en cualquier restaurante “chic” de la capital. Sillas forradas de terciopelo, bombillas grandes, o manteles de cuero personalizados.

Una pérdida de identidad en la estética que no llega en los platos, con la misma calidad que antes, e incluso alguna pequeña sorpresa de sabor nueva. 

Sin embargo, la esencia del Albero sí se echa de menos en la carta. En concreto, en sus precios. Y es que, ese sitio de referencia calidad-precio para cualquier evento, ya comienza a dar sus coletazos entre restaurantes de precios “top”. Dos o tres “eurillos” más por plato tras la reforma que se notan en la cuenta final, y que aquellos que conocíamos el restaurante de antes, lo notamos. No en cantidad, ni en sabor, pero si en la cuenta final.

“PEQUEÑOS” detalles que también se notan en otros aspectos. Por ejemplo, en esa gran obsesión que se ha convertido el aire acondicionado. Vamos, la sala ardiendo hasta que algunos clientes valientes comentan a la camarera si se puede encender el aire acondicionado. Más asados ellos que los pollos. 

Reforma del Albero que parece que está claro que pagarán sus comensales. Ya sea en aire acondicionado, o con esos “eurillos de más” que harán que muchos apuesten por conocer nuevos rincones de la sierra. Aunque no tengan alcachofas con micuit.