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Compra un juego en GAME y Correos Express le dice que se lo ha entregado a su hija: "Yo no tengo hijas"

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Una clienta fiel de GAME, quien llevaba años comprando sin problemas, ha compartido una experiencia decepcionante y frustrante tras la compra de un regalo para el cumpleaños de su hijo con necesidades especiales en junio. La compra, realizada para ser entregada a domicilio, se convirtió en un auténtico calvario cuando, a pesar de que el repartidor de Correos Express afirmó que llegaría en cinco minutos, la entrega nunca se materializó.

Preocupada por la falta de noticias y tras comprobar que en el sistema figuraba como "entregado", la clienta se dirigió a una oficina de Correos, donde, a pesar de no ser directamente responsables, le ofrecieron ayuda debido a la empatía hacia su situación y la de su hijo. En ese momento, el personal de Correos contactó con Correos Express, quienes informaron que el pedido había sido entregado a "la hija del destinatario", a pesar de que la clienta no tiene hijas.

Ante esta irregularidad, la clienta decidió acudir a la comisaría de policía y presentar una denuncia contra Correos Express. Según la recomendación de las autoridades, no retiró la denuncia. Posteriormente, se enteró de que la responsabilidad recaía realmente en GAME, como la empresa que había contratado el servicio de entrega, sin ofrecerle la opción de elegir otra compañía logística.

Al intentar ponerse en contacto con GAME para explicar la situación, la clienta fue ignorada. GAME respondió inicialmente asegurando que examinarían el caso, pero nunca ofrecieron una solución. A lo largo de semanas de intentos de contacto, tanto por teléfono como a través de redes sociales como Instagram, la respuesta fue siempre la misma: silencio. La frustración aumentó cuando la clienta decidió solicitar la intervención de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) para tratar de encontrar una solución.

Tras la intervención de la OCU, GAME proporcionó una firma digital supuestamente perteneciente a la clienta o su esposo, pero la clienta inmediatamente respondió que esa firma no era de ninguno de los dos. A pesar de esta evidencia y de las múltiples pruebas presentadas, GAME continuó sin ofrecer una solución. Finalmente, la empresa se "lavó las manos" y dejó la responsabilidad en manos del sistema judicial, sugiriendo a la clienta que, si no estaba de acuerdo, debería emprender un proceso judicial.

El caso no solo ha provocado una pérdida de confianza en la marca por parte de la clienta, sino también una profunda decepción después de tantos años como clienta leal de GAME. La falta de respuesta por parte de la empresa, incluso cuando se trata de un robo evidente por parte de una empresa contratada por ellos mismos, ha dejado a la familia en una situación de indefensión.

La clienta termina su relato advirtiendo a otros posibles compradores de los riesgos de enfrentarse a una situación similar y sentirse abandonados por una empresa que, según ella, no ha tenido ni el mínimo gesto de intentar resolver el problema.

Este caso refleja la importancia de que las empresas se responsabilicen por los servicios que contratan y mantengan una atención al cliente efectiva, especialmente cuando se enfrentan a situaciones que generan ansiedad y frustración en los consumidores, como la pérdida de un producto destinado a un cumpleaños infantil.