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El ‘Fast Pass’ de la Sanidad Madrileña: Un privilegio de Ruiz Escudero en Urgencias del Hospital de Majadahonda

Todos aquellos que han tenido la desafortunada necesidad de asistir a las urgencias de un hospital saben que la experiencia suele implicar largas horas de espera. La atención médica, en ocasiones, se convierte en una prueba de paciencia, con tiempos de espera que pueden extenderse más allá de lo tolerable. Esta realidad es especialmente palpable en el Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda, donde el pasado 1 de agosto la situación llegó a un punto crítico.

Coincidiendo con el inicio de las vacaciones de verano, las urgencias del hospital estaban completamente desbordadas. La media de espera, sin la realización de pruebas diagnósticas, rondaba las tres horas. Para aquellos que requerían medicación intravenosa o algún tipo de análisis, el tiempo de espera se alargaba a siete u ocho horas. En medio de esta situación, un señor desesperado se quejaba a la supervisora, relatando que llevaba más de ocho horas esperando, y se excusaban como causa principal en la tardanza en recibir los resultados de un análisis.

Sin embargo, lo que ocurrió a las 18:45 de la tarde dejó en evidencia que no todos los pacientes son tratados de la misma manera. En ese momento, llegó a urgencias el Senador del PP, Enrique Ruiz Escudero, exconsejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, acompañado por una joven. De inmediato, el personal de urgencias salió a recibirlos, ante la mirada de los paciente que esperaban en las Salas A y B que aguardaban pacientemente su turno y a tenor de la valoración previa en niveles del 1 al 5 dependiendo de la gravedad.

La joven que acompañaba al exconsejero fue rápidamente llevada a una sala en la zona de Rayos X donde fue atendida de manera prioritaria por un facultativo. Mientras tanto, la supervisora, que hasta ese momento había estado gestionando la saturación de las salas, dedicó alrededor de treinta minutos a conversar con Ruiz Escudero en el pasillo, mientras atendían a la joven dejando a un lado las urgencias de las abarrotadas salas.

La escena no pasó desapercibida para el resto de los pacientes, quienes pudieron observar cómo la atención en urgencias puede volverse un ‘fast pass’ cuando se trata de figuras influyentes. Mientras en la zona A y B y en el abarrotado pasillo de entrada la gente seguía esperando, el exconsejero y su acompañante recibían un trato preferencial, donde, en teoría, todos los pacientes deberían ser tratados por igualdad y conforme al nivel de gravedad de la urgencia 

Este episodio pone en evidencia la existencia de privilegios en la sanidad madrileña y cómo el acceso a una atención rápida y eficiente puede depender más de quién eres que de la urgencia real de tu situación médica. Para los pacientes comunes, la espera sigue siendo la norma, mientras que para otros, las puertas de la sanidad pública se abren con celeridad y deferencia.