Las pegatinas de la DGT, en serio riesgo por "mentirosas"
El sistema de clasificación de vehículos mediante etiquetas ambientales de la Dirección General de Tráfico (DGT), que categoriza los coches según su impacto medioambiental basándose en criterios como la antigüedad del vehículo y el tipo de motor, está bajo escrutinio. Según un estudio realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), hay evidencias de que este sistema puede estar desactualizado, dado que muestra inconsistencias significativas entre las etiquetas asignadas y las emisiones reales de los vehículos.
Revisión del Sistema de Etiquetado
Actualmente, el sistema divide a los vehículos en cuatro categorías: etiqueta B (amarilla) para vehículos más antiguos tanto de gasolina como diésel, etiqueta C (verde) para coches más recientes que cumplen con la normativa EURO, etiqueta ECO para híbridos no enchufables y vehículos de gas, y la etiqueta 0 emisiones (azul) para vehículos eléctricos y híbridos enchufables.
Hallazgos del Estudio de la OCU
La OCU ha identificado que algunos vehículos con la etiqueta CERO emiten más que otros clasificados con etiquetas inferiores en el sistema actual. Por ejemplo, ciertos modelos híbridos de alta gama como el Mercedes-Benz CLS 600 4Matic y el BMW X5 M Competición, a pesar de tener la etiqueta CERO, consumen más de 12 l/100 km. En contraste, vehículos con motores de gasolina convencionales y etiqueta C, como el Toyota Aygo X Cross, muestran un consumo considerablemente menor de 4,8 l/100 km.
Implicaciones para los Consumidores
La OCU argumenta que el sistema actual puede estar penalizando injustamente a aquellos que no pueden permitirse vehículos híbridos o eléctricos, que suelen ser más caros. Esta situación se vuelve más crítica con la implementación próxima de las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en Madrid, que a partir del 1 de enero de 2025, restringirán aún más el acceso de vehículos según su etiqueta.
Propuestas de Reforma
Ante estos hallazgos, la OCU aboga por una revisión integral del sistema de etiquetado, sugiriendo que se ajuste para reflejar más fielmente las emisiones reales y no solo el tipo de motor o la antigüedad del vehículo. También piden medidas adicionales como ayudas económicas para la adquisición de vehículos de bajas emisiones, la expansión de la infraestructura de carga para coches eléctricos, y ajustes en las ZBE para mejorar la señalización y flexibilizar el acceso de vehículos menos contaminantes.
En resumen, mientras que la intención de las etiquetas ambientales es apoyar la transición hacia una movilidad más limpia y sostenible, el estudio de la OCU subraya la necesidad de actualizar y mejorar el sistema para asegurar que las etiquetas asignadas reflejen con precisión el impacto ambiental real de los vehículos en nuestras carreteras.