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Compra un móvil en Vodafone y se lo envían roto... para luego devolvérselo lleno de "pegamento"

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Un cliente de Vodafone ha relatado una experiencia frustrante y decepcionante que comenzó en abril de este año, cuando decidió hacer un pedido de un móvil a través de la app de la compañía. Tras esperar su llegada, recibió el dispositivo perfectamente empaquetado y precintado, pero al abrirlo se encontró con una desagradable sorpresa: la parte trasera del móvil estaba completamente rota.

De inmediato, el cliente contactó con Vodafone para gestionar la devolución del producto dañado. Sin embargo, el proceso fue largo y lleno de obstáculos. Finalmente, tras muchas dificultades, logró devolver el móvil y recibió uno nuevo. Sin embargo, al abrir el nuevo dispositivo, descubrió que este tampoco estaba en buen estado. Aparte de no haber sido reparado correctamente, desprendía un fuerte olor a pegamento, lo que indicaba un intento de arreglarlo de manera poco profesional.

El cliente intentó resolver la situación nuevamente con el servicio de atención al cliente de Vodafone, pero la respuesta que recibió fue decepcionante. La compañía argumentó que el terminal había sido manipulado y, por lo tanto, no podían devolverle el dinero ni ofrecerle una solución satisfactoria. A pesar de ser cliente de Vodafone durante 17 años, la compañía no mostró disposición para resolver el problema.

El cliente, visiblemente afectado por el trato recibido, aseguró que nunca antes se había sentido tan maltratado como consumidor. Tras esta experiencia, decidió compartir su caso para advertir a otros usuarios de posibles problemas similares. Además, expresó su frustración y describió a Vodafone como "estafadores", lamentando haber confiado en la empresa por tantos años.

Este incidente evidencia la importancia de una gestión adecuada de las devoluciones y reparaciones, y pone de relieve las dificultades que enfrentan los consumidores cuando las empresas no ofrecen una solución efectiva a sus problemas. La falta de atención a los clientes de larga trayectoria puede dañar seriamente la reputación de una marca, afectando la lealtad del consumidor y creando una publicidad negativa que puede influir en futuros clientes.